Entre los detalles del acuerdo que recompone, después de 53 años, las relaciones entre ambos países, se encuentra en materia de telecomunicaciones la posibilidad de que empresas norteamericanas desplieguen redes en la isla para incrementar y mejorar los servicios, especialmente cuando se trata de comunicaciones desde y hacia el propio Estados Unidos.
Además, se establece una negociación comercial que podría permitir la venta por parte del país norteamericano de equipos, software y otros productos tecnológicos que favorezcan el desarrollo de las telecomunicaciones en Cuba, prestaciones que actualmente son caras y de baja calidad.