La asunción de Béliz el martes último - Crédito: Casa Rosada
Un plan ideal de la flamante gestión del presidente Alberto Fernández es que cada área del gobierno adopte medidas para impulsar los nuevos modelos de producción y trabajo que genera la digitalización. La propuesta es transversal y claramente busca lograr resultados en el mediano plazo: sin embargo, el arranque es ahora, en paralelo a las decisiones urgentes que demanda la emergencia social y económica.
La coordinación del plan estará bajo la órbita de la flamante secretaría de Asuntos Estratégicos para el Desarrollo, con rango ministerial y a cargo de Gustavo Béliz. Su foco estará en transformar estructuras para impulsar al país hacia las exigencias de un mundo que evoluciona hacia nuevos desafíos geopolíticos y económico-sociales. Las funciones las define claramente la Ley de Ministerios publicada el 11 de diciembre en el Boletín Oficial: “Que a fin de asistir al Presidente de la Nación en la definición de prioridades estratégicas que se plasmen en proyectos con financiamiento internacional para contar con herramientas al servicio del desarrollo productivo, social y de la economía del conocimiento, así como entender en la participación en organismos internacionales, corresponde crear la Secretaría de Asuntos Estratégicos”.
En la edición de septiembre de Convergencia Telemática, apenas dos semanas después de las PASO, se vaticinó que la economía digital sería un eje de los planes de Alberto Fernández, tomando como referencia la Ley de promoción de la Economía del Conocimiento, que no sólo servirá para mantener y hacer crecer la “fabricación” de soft y aplicación de Inteligencia Artificial o desarrollos de IoT, sino para asociar ese segmento de la producción con todos los sectores de la economía posibles. En este sentido, vale recordar uno de los mensajes del Presidente Fernàndez dirigido a los dirigentes sindicales al visitar la CGT, cuando sugirió que el edificio de Azopardo debería convertirse en un centro de educación tecnológica para los trabajadores.
En principio Asuntos Estratégicos para el Desarrollo tendrá dos secretarías: la de Desarrollo del Conocimiento y la de Relaciones Internacionales para el Desarrollo. La primera trabajará en la evolución de los modelos productivos y la tecnología, y la otra manejaría la relación con los organismos multilaterales de crédito, con excepción del FMI, que queda en manos del Ministro de Hacienda. Tendrá entonces el vínculo con entidades como Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo, Corporación Andina de Fomento y otros entes: ellos tienen líneas de financiamiento para proyectos concretos y esta dependencia haría el seguimiento y monitoreo de la aplicación de los fondos.
La idea de la cartera es añadir valor a los productos primarios incentivando el desarrollo de soluciones tecnológicas, en particular en tres sectores donde Argentina tiene ventajas competitivas: el agro, y la minería y la energía. En este último caso, con las esperanzas depositadas en Vaca Muerta.
Sin embargo, esta meta requiere la formación de recursos humanos por un lado y, tratándose de un gobierno justicialista, aplicar correcciones en el andamiaje legal de los derechos laborales. Una de las herramientas con las que contará la flamante gestión será la Ley de Promoción de la Economía del Conocimiento, aprobada este año por el Congreso y reglamentada recientemente por el Ejecutivo saliente. Los estímulos tributarios que contiene la Ley, sujetos a que parte de la ganancia de las empresas tecnológicas se vuelque a I+D o a formación profesional, puede constituir una veta interesante para aprovechar el talento profesional en promover más innovación. Se estima que el nuevo régimen hasta 2029 podrá crear hasta 200.000 puestos de trabajo en los próximos diez años
La figura de Béliz
“Un amigo en la foto”, fue el título de un recuadro de aquella edición de Convergencia Telemática de septiembre que mencionó a Béliz como un personaje fundamental en la nueva arquitectura. Si bien la actividad de Asuntos Estratégicos para el Desarrollo también incluye la modernización del Estado, los planes que liderará Béliz van mucho más allá. “Hay que tomar conciencia que cambió el modelo productivo”, dijo en una conferencia cuando despuntaba 2019 y aún era funcionario del Ieral, en el BID. Fue desde ese cargo y en esa etapa que profundizó sus miradas sobre el impacto de las nuevas tecnologías en el desarrollo económico.
En la última semana de noviembre, Béliz estuvo reunido con sindicalistas de Comercio y llamó a observar que la brecha digital no es solamente la imposibilidad de acceder a la conectividad: el desafío es hacerle frente a los efectos sociales y económicos de la masificación de nuevos modelos de producción
Otra pista para interpretar cuáles serán las búsquedas del nuevo Gobierno y, en especial, del nuevo secretario, está en estas palabras: “La Cuarta Revolución Industrial, finalmente, requiere una Cuarta Revolución Institucional, donde Estados inteligentes 4.0 sean capaces de regular nuevas realidades sin asfixiar procesos de innovación; expandir y personalizar políticas en función del big data sin abandonar miradas integrales a través de una mejor calificación de sus recursos humanos”, expresó Béliz.
Sus funciones, dependiendo directamente del Presidente, lo involucrarán en toda la administración, transversalmente como se dijo, ya que la misión es planificar estrategias y políticas de Estado. Uno de sus aliados principales será Matías Kulfas, ministerio de Desarrollo Productivo, cuya cartera tendrá una Secretaría de Industria y Comercio Exterior con tres subsecretarías coordinadas por el economista Ariel Schale, hasta ahora director de la Fundación ProTejer. Allí habrá un área especial para la instrumentación de la Ley de Promoción de la Economía del Conocimiento. Además, esa especie de superministerio que será la cartera de Béliz tendría incumbencia en las áreas de educación, trabajo, agro, minería, energía, industria, etc., porque, vale reiterar, hay nuevos modelos de producción y “como peronistas -dijo Béliz recientemente- tenemos que pensar en la justicia social digital”.
El caso cordobés
El Córdoba Technology Cluster es un ejemplo de articulador entre el sector tecnológico y los productivos sociales e institucionales, y se lo puede tomar como un caso práctico y ya en vigencia de la transversalidad propuesta por la gestión de Alberto Fernández. Creado en 2001, agrupa a más de 300 empresas que traccionan para que el sector TIC, y su crecimiento, se traduzcan en impacto económico social en la provincia. Se viene realizando una interacción importante con los sectores automotriz y agropecuario, ambos de importancia central en la provincia mediterránea. El círculo virtuoso de se complementa con la participación de las universidades.
Diego Casali, presidente del Córdoba Technology Cluster, precisó algunas de las actividades en pos de esta estrategia: actividades de capacitación y vinculación entre el sector tech y los demás verticales productivos; el programa Unidades de Transformación Digitales Sectoriales, que en 2019 buscó afianzar la asociatividad intersectorial; y la iniciativa CLIP, encarada junto al Gobierno de Córdoba y universidades, destinado a la inserción laboral y la formación de los recursos humanos para el sector.
Las compañías del Cluster emplean a 15.000 personas; generaron en exportaciones durante 2019 US$ 144 millones y facturaron alrededor de US$ 576 millones. La ley de Promoción de Economía del Conocimiento es una de las principales apuestas para el futuro inmediato: en Córdoba existen unas 80 empresas amparadas actualmente por el régimen de software, y la expectativa es que se duplique esta cantidad en 2020 bajo el nuevo régimen.