A principios de octubre pasado, el japonés Nakaaki Kajita y el canadiense Arthur B. McDonald recibieron el Nobel de Física por sus trabajos sobre la oscilación de los neutrinos, partículas subatómicas de las que poco se sabe. El verdadero hito científico fue comprobar que tienen masa, aunque reducida, unas doce veces más pequeña que la del protón. El descubrimiento re-flotó el interés por estas partículas sin carga electromagnética, que en 2012 fueron capaces de transmitir información, tal como Guillermo Marconi logró en 1897 enviar una primera señal en Código Morse.