Más allá de los titulares escabrosos sobre pérdida de empleos humanos en manos de robots, el negocio alrededor de piezas robóticas –como partes de un sistema mayor de automatización- pasa hoy por artefactos que puedan solucionar alguna tarea en el hogar y, a nivel industria, la inversión que decidan dedicarle las automotrices multinacionales. Desde la empresa austríaca Robart, que desarrolla soluciones de navegación para robots, consideran que el mayor desarrollo de inteligencia artificial para este tipo de máquinas se está volcando a productos residenciales, para luego trasladarse a las fábricas.