El triunfo del centroizquierdista Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en las elecciones presidenciales de México no significará un cambio brusco en el rumbo político y económico del país. Después de dos intentos frustrados en 2006 y 2012, el ex alcalde de la ciudad de México se impuso en los comicios con una propuesta moderada. El programa del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) -la fuerza que lideró la coalición electoral triunfante-, dista de ser equiparado a los diferentes partidos y coaliciones de izquierda que llegaron al poder por la vía electoral en varios países de América latina en las últimas décadas: no se propone nacionalizar ningún sector estratégico, ni siquiera el energético, ni llevar a cabo reformas políticas que descentralicen el poder estatal hacia órganos alejados de la democracia representativa.