A una distancia de entre 300 y 1.200 kilómetros de la Tierra, en la órbita baja o LEO (por sus siglas en inglés, Low Earth Orbit), funcionan actualmente unos 1.500 satélites, entre las flotas que primero ocuparon ese espacio para servicios de telecomunicaciones –Iridium, Globalstar, Orbcomm, desde la década de 1990-, artefactos para observación y fines científicos, y las primeras incursiones de los grandes proyectos de constelaciones. La industria hoy está volcada a las promesas de LEO, y toda la cadena de valor analiza cómo transformarse para flotas de numerosos satélites, girando alrededor del planeta y con cobertura global.