En el negocio de seguridad electrónica, las cámaras termográficas se perfilan como un nuevo vertical, que permanecerá en la post pandemia. Si bien ahora se demandan con urgencia dispositivos capaces de detectar la temperatura humana –junto a la presencia de barbijos y el cálculo de volumen de personas en un espacio-, los actores tradicionales de video vigilancia y los recién llegados por la necesidad del momento buscan sumarle funcionalidades de analítica para que la base instalada de cámaras en tiempos de confinamiento y en el retorno a la “nueva normalidad” se consoliden como servicio.