Hace tiempo que la industria de los videojuegos dejó de ser cosa de chicos. Con un pie en el sector del software y otro en las industrias culturales, la producción gamer facturó el año pasado US$ 72,2 millones, según el informe anual del Observatorio de la Industria de Videojuegos publicado en septiembre. Se calcula que el 80% de ese valor, unos US$ 57,6 millones, corresponden a ingresos desde el exterior, o exportaciones.