La Fábrica Argentina de Nanosenores Iot (FanIoT) nació el 22 de diciembre pasado como una sociedad entre el ministerio de Cultura, Educación, Ciencia y Tecnología de Misiones, la Sapem Marandú Comunicaciones y la agtech Smartcultiva. Tres meses después, la empresa anunció que había probado con éxito termómetros infrarrojos para medir la temperatura corporal a distancia. Se trata de una herramienta esencial para el control de multitudes frente a la pandemia de coronavirus.

Por eso FanIot, destinará sus recursos a fabricar los dispositivos, a un costo de US$ 95 cada uno. Todos los termómetros de este tipo que hay en el país son importados.

A diferencia de los termómetros industriales, que se empezaron a usar en aeropuertos del mundo para testear a los pasajeros, los de FanIot tienen una precisión de +/- 0,5 grados y transmiten los datos en línea para crear mapas de calor y hacer mapeos predictivos.

La velocidad del desarrollo se explica porque Smartcultiva ya contaba productos con un termómetro infrarrojo para medición de sistemas en invernaderos. Es un desarrollo a partir de los termómetros industriales, que controlan motores o temperaturas de fundición, y tienen un margen de error de +/- 2°C.

“Le agregamos un punto láser y un medidor de distancia para que tome la temperatura en un espacio determinado”, dijo a Convergencia Martín Bueno, CEO de Smartcultiva. Los sensores tienen un panel OLED incorporado donde se pueden visualizar los datos. Además, la empresa desarrolló un algoritmo especial. Como funciona con tecnología IoT, el dispositivo transmite los datos que registra a la nube. De esta manera se puede generar un mapa de calor por zonas y, mediante IA, desarrollar plantillas predictivas sobre cómo se comportará el contagio. El termómetro es ideal para ser usado por instituciones educativas, organismo públicos, empresas y cualquier locación con gran cantidad de afluencia de personas. 

En 1992, cuando llegó Internet a la Argentina, Bueno inauguró uno de los primeros ISP argentinos: Los Pinos, que llegó a tener 30.000 clientes y la vendió en 1998 a Sky Television.

Smartcultiva nació en 2016 con una inversión de US$ 400.000 de sus fundadores, Bueno y Eileen Ebene (28), como una compañía especializada en productos de IoT para AgTech.

Comenzaron trabajando en la creación de nanosensores que miden la temperatura y la humedad, especialmente para cultivos hidropónicos. Tienen el tamaño de un dedo, a diferencia de los sensores tamaño caja hasta entonces disponibles. Hoy la compañía cuenta con un portfolio de 37 sensores que miden el nivel de Ph y de electroconductividad en el agua. Otros analizan la capa de ozono. Los últimos modelos son capaces de transmitir los datos por redes celulares y Lora, con hasta 60 kms. de alcance.

Smartcultiva se estableció en los Estados Unidos. En su momento, le presentaron el proyecto al secretario de Emprendedores y Pymes del gobierno anterior, Mariano Mayer, para instalar una fábrica en el país. Smartcultiva estaba rankeada como la quinta empresa de tecnología para el agro del mundo. “No les interesó”, dijo Bueno. Hoy tiene una segunda base de operaciones en Dubai, una fábrica en La Boca y 18 representantes en el mundo. Emplea a 50 personas, en su mayoría ingenieros electrónicos y especialistas en software embebido. 

LA NASA. Hace dos años, la empresa fue seleccionada por la NASA para proveer los sensores que medirán las características de las plantas en el proyecto Marte 2033. Los vegetales estarán en una cápsula cerrada. Una réplica de la base está funcionando en la universidad de North Dakota.

Antes de abocarse de lleno a los termómetros, Smarcultiva había desarrollado en el consorcio FanIoT unas placas para el aprendizaje de robótica. Son similares a las del sistema Arduino, usado en todas las escuelas argentinas e importadas de China, pero con varias mejoras. 

Por un lado, es un sistema abierto de conocimiento. Cualquier profesor o alumno puede proponer una mejora que el consorcio evaluará para implementarla. Al ser un dispositivo IoT, cualquier usuario puede compartir sus experimentos y aprendizajes. Además, es de fácil prototipado y permite interconectar cualquier sensor. La placa se puede stackear. Y su costo es más barato que las importadas.

La empresa ya recibió una docena de pedidos desde países de América y Europa interesados en adquirir la placa.

El plan era tener fabricadas 1.000 unidades de una versión Beta en junio próximo. La mayoría se repartiría en instituciones de Misiones y el 5% en escuelas de otras provincias. Más adelante se haría el modelo definitivo.

Ahora, la prioridad son los termómetros. Al cierre de esta edición,  FanIoT estaba en conversaciones con la flamante Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación para determinar los detalles de la fabricación y puesta en uso.