El gobierno argentino anunció que orientará sus programas de capacitación en la dirección que precisa el mercado. La iniciativa también va detrás de la creciente pérdida de valores locales a manos de empresas extranjeras. El fenómeno, que ya existía para trabajar a distancia, se potenció durante la pandemia. La oferta de trabajo remunerado en dólares terminó por reeditar el viejo problema de la fuga de cerebros, aggiornado a los tiempos tecnológicos de la actualidad.

La capacitación dirigida desde el Estado hacia el mercado se complementó con otras políticas del Ministerio de Desarrollo Productivo, como asignaciones de ANRs a proyectos del sector en el marco de la Ley de Economía del Conocimiento. Las iniciativas certifican la importancia que tiene la nueva economía por su potencialidad para exportar y captar divisas.

Desde el inicio de la presente gestión existe el plan Argentina Programa que tiene 100 mil inscriptos. Durante la reunión con las empresas se anunciaron el proyecto Río Grande Ciudad Tecnológica y del Conocimiento, que tiene a la formación como uno de sus ejes expresos; y una etapa de Potenciar Economía del Conocimiento, que tiene un ángulo educativo con perspectiva de género. Además, se firmó un acuerdo marco entre el ministerio a cargo de Matías Kulfas, Tierra del Fuego y Globant para promover actividades educativas en esa provincia.

Discusión. Con estas políticas, el Estado apunta a atender uno de los aspectos del problema y los resultados se verán dentro de un tiempo. En cambio, las ventajas de otros países para captar la mano de obra argentina plantean una discusión mayor y tienen un horizonte más difuso.

La aparición del gobierno con las políticas de incentivo y de formación irrumpió en el momento en el que se desarrollaba un debate entre las grandes empresas globales y las pyme de perfil nacional que operan en el sector.

La cámara Argencon, que nuclea a las grandes compañías de la Economía del Conocimiento (EdC), se refirió al problema de un “mercado paralelo de trabajo” que deteriora el ecosistema de las industrias del sector y como alternativa propuso avanzar con soluciones macroeconómicas para equilibrar la desventaja local.

Desde el universo pyme emergió una propuesta alternativa basada en la inversión en formación de talentos.

El documento de Argencon plantea que debido a condicionamientos locales como el costo laboral y la carga impositiva más el efecto de la brecha cambiaria y las políticas que regulan el ingreso para las industrias ocasionaron que muchos profesionales elijan tomar empleos en el exterior para eludir las presiones del mercado doméstico. Las recetas que proponen esas empresas para revertir el cuadro vuelven a ser reclamos de políticas macroeconómicas para reducir las “desventajas competitivas”.

Esa lectura contrasta con la que hacen las pymes, que prefieren hablar de globalización de la fuerza de trabajo en lugar de fuga de cerebros y plantean como alternativa apuntalar la creación de puestos de trabajo en lugar de la precarización de los ya existentes para poder “retener” a los que son tentados por ofertas del exterior.

La definición corresponde a Anibal Villa, de la Comisión Tech de la Asociación de Empresarios Nacionales (Enac), quien comentó a Convergencialatina que “en la medida que se invierta en formación de ingenieros y programadores primero y capacitación durante su carrera, se puede desarrollar una industria que esté en condiciones de crear software y no de codificar el software que desarrollan las empresas en el exterior”.

La mirada de las pymes se recuesta del lado de la reindustrialización digital para el desarrollo que sirva para romper con la dependencia de las exportaciones del agro o de los commodities.