En noviembre pasado, 13 de las compañías de telecomunicaciones más grandes de Europa firmaron una carta abierta en la que pidieron modificaciones a las regulaciones de la UE de forma tal que se obligue a las grandes compañías de Internet, todas de capital de Estados Unidos, a que hagan aportes de dinero con los cuales se financien el mantenimiento de las redes que están utilizando y la construcción de nuevas.