La IA opera en dos vías que definirán las demandas de capacidad de los centros de datos en los próximos años: la inferencia, en la que los modelos entregan predicciones y respuestas en tiempo real; y el entrenamiento, en el que los modelos aprenden tareas, procesando grandes cantidades de datos. El ancho de banda y baja latencia que requieren estas fases exigirá una combinación de Data Centers AI-Ready (o también llamados AI Data Centers -AIDC-) y una infraestructura por detrás que los interconecte, sumado a intercambios en la nube de alto rendimiento.