Telefónica entró en Latinoamérica comprando barato empresas estatales que, por cierto, estaban atrasadas en sus inversiones y en su tecnología. Y, por ejemplo, a los pocos años de llegar a la Argentina esa operación representaba cerca de la mitad del Ebitda de la compañía madre. Y Telefónica se expandió gracias, en parte, a las ganancias que se giraban desde la región. No era la plata del Potosí, pero la contribución fue importante. La prueba de ese fortalecimiento es que al comenzar el siglo XXI la acción de Telefónica cotizaba a más de 22 euros, unos dos tercios más que en la actualidad.