El gobierno peruano encaró la emergencia sanitaria por el brote de coronavirus de manera drástica y agresiva, con medidas en lo político y económico que superan a las de otros países latinoamericanos, ya sea en términos de tiempo (factor crucial en la mitigación de contagios) como de consistencia. En efecto, Perú fue el tercer país de la región en declarar el Estado de Emergencia –después de El Salvador y Venezuela-, y la cuarentena obligatoria está en vigencia desde el pasado 15 de marzo, y hasta el 26 de abril. A pesar de un plan de estímulo económico que sorprende a nivel internacional -US$ 26.000 millones, equivalentes al 12% del PIB y el bono “Quedate en tu casa”, de US$ 110, para unas 3,7 millones de familias-, la morosidad ya se ve en el sector de telecomunicaciones, producto de una economía altamente informal: un 65% de los trabajadores forman parte de esta modalidad.