Mapa de Satélites en América latina 2020 - Crédito: © 2020 Convergencialatina
La pandemia de Covid-19 y la venta obligada de licencias en banda C en Estados Unidos para liberarlas para 5G –que afecta a Intelsat, Star One, Eutelsat, SES y Telesat- generaron un 2020 impensado para la industria satelital. La emergencia sanitaria amedrentó los negocios marítimo y aéreos de todos los operadores, junto a la suspensión de transmisión de grandes eventos deportivos, y se cobró sus primeras víctimas: OneWeb, con 74 artefactos ya girando alrededor de la Tierra en órbita baja, e Intelsat, que ya acarreaba un endeudamiento de hace años, se acogieron bajo el Capítulo 11 de Estados Unidos.
La decisión del regulador estadounidense Federal Communications Commission (FCC) de liberar espectro en la banda de 3,7 GHz para destinarlo a servicios móviles supondrá profundos cambios para la industria, porque obliga a cinco actores centrales a rearmar sus flotas, e incluso lanzar nuevos satélites. Este proceso –que supone compensaciones para Intelsat, Star One, Eutelsat, SES y Telesat por US$ 9.700 millones- generará un nuevo esquema de flotas en los próximos dos años, con cambios también para las pisadas en América latina en el caso de Intelsat. Por otro lado, la medida de la FCC es mirada de cerca por reguladores de la región, que también deberán resolver la cuestión de incompatibilidad en banda C entre prestaciones satelitales y móviles 5G. Brasil es el país más avanzado en estas discusiones: las interferencias probadas en la convivencia de ambos servicios son el principal motivo de la postergación de la subasta 5G para 2021.
A su vez, el grueso de la industria se ve obligado a transformarse, de su foco en broadcast a un modelo centrado en datos. La tendencia, impulsada además por las constelaciones en órbita baja pensadas para banda ancha de baja latencia, ya se traduce en cambios en la construcción de los artefactos. Se afianza la opción por satélites VHTS (Very High Throughput Satellites), con payloads de más de 1 Tbps (la constelación Viasat-3, a cargo de Boeing, tendrá estas cualidades); y por cargas completamente reconfigurables, de manera que el operador pueda modificar sus haces o el tipo de servicio con el devenir del mercado.
Los proyectos para LEO abogan por este modelo centrado en datos, aunque las certezas sobre la eficacia de las mega constelaciones aún no se evidencian. La recuperación judicial de OneWeb se sumó a la cancelación del proyecto de LeoSat –que buscaba desplegar un centenar de satélites para servicios a mercados verticales entre 2021 y 2022-, y SpaceX recién inició en junio de 2020 testeos beta de aplicaciones sobre su red Starlink. Curiosamente, las primeras certidumbres provienen de los actores tradicionales del mundo satelital, que incursionan en LEO: Telesat y Telefónica International Wholesale Services (TIWS) efectuaron pruebas en el artefacto Phase 1, y confirmaron que el backhaul inalámbrico es viable, incluso con mejoras frente a satélites geoestacionarios. Se demostró una latencia de 30-60 milisegundos en aplicaciones como streaming de video de alta definición sin interrupciones, videoconferencias con usuarios con conexiones celulares y terrestres, y VPNs.