Motorola, responsable de al menos un tercio de los despliegues de WiMax en Latinoamérica, centra su promoción de la tecnología a partir de su flexibilidad para adaptarse a los objetivos y estrategias de los operadores. En el lanzamiento del evento WiMax Latinoamérica 08, organizado por Convergencialatina en Buenos Aires, Francisco Suárez, director de WiMax Business Development para las Américas de esa compañía, expresó que “WiMax no fue desarrollado para una aplicación en particular, sino que puede servir para extender servicios de banda ancha, convertirse en proveedor de Internet, o incluso como una posibilidad de entrar en el segmento inalámbrico”.
Esta versatilidad se observa en los casos de Embratel en Brasil y Axtel en México, que eligieron a Motorola para desarrollar su infraestructura de WiMax. El operador brasileño buscó alcanzar específicamente al mercado de medianas empresas: “La meta era garantizar la calidad del servicio, y en menos de un año se logró llegar a 12 ciudades grandes y 50 más pequeñas”, señaló Suárez.
Por su parte, el objetivo de Axtel era distinto: expandir su servicio, y a la vez segmentar el mercado, pero alcanzando a clientes residenciales y pequeñas empresas. “Con Axtel se hizo foco en la adquisición de clientes y la expansión de mercado. El contrato se firmó a fines de 2007 y para diciembre de este año estaremos alcanzando 40 ciudades con cobertura de WiMax”.
A partir de sus experiencias en la región -además de Axtel y Embratel, Motorola trabaja con VTR en Chile-, una de sus primeras conclusiones es que los mayores costos para el operador se concentran en gastos operativos (constituyen el 50%), mientras que la infraestructura representa el 8%, el backhaul el 10%, y los equipos terminales, el 8%. “Además es esencial buscar una "killer application" para ofrecer a través de WiMax”, concluyó Suárez.
Con respecto a los problemas registrados en la implementación de la tecnología -uno de los temas más debatidos en la conferencia-, el ejecutivo señaló que la existencia de fabricantes distintos para chipsets, CPEs e infraestructura, creó un entorno de complejidad que multiplicó las dificultades.