El Ing. Carlos Slim - Crédito: https://carlosslim.com/
En noviembre del año pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) anunció un Plan de Infraestructura con inversiones por US$ 44.000 millones. El plan, que apunta a desarrollar la inversión privada principalmente en los sectores de turismo y transporte, responde a la desaceleración del PIB mexicano, que después de una década de crecimiento registró una caída del 0,1% en 2019.
El plan contempla proyectos por US$ 4.300 millones en el área de telecomunicaciones, un monto que, de cumplirse, superará con creces los cerca de US$ 2.800 millones de 2019, cifra en caída si se los compara con los U$ 3.000 millones de 2018 y US$ 3.200 millones de 2017, según cifras del IFT.
No obstante, la incertidumbre de las políticas para el sector durante el primer año de gobierno de AMLO ponen un manto de mesura sobre el optimismo que pretende contagiar el gobierno con los anuncios. Si bien AMLO planteó alcanzar la conectividad total y la inclusión financiera como ejes de su administración, en 14 meses de gestión recién a principios de año se conocieron los lineamientos de la Estrategia Digital Nacional Digital (EDN) para impulsar la banca digital, así como la hoja de ruta de CFE Telecomunicaciones, después de meses de marchas y contramarchas en torno al papel que jugará el Estado en la provisión de servicios.
La meta de la EDN en materia de inclusión financiera es canalizar todas las ayudas y contraprestaciones económicas a los beneficiarios de todos los programas sociales del gobierno Federal a través del Banco de Bienestar, que se basa en la apertura de 2.700 sucursales físicas pero principalmente en las operaciones electrónicas, de banca online y móvil. Actualmente, en México, solamente el 10% de la población realiza operaciones bancarias en Internet, según la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2018.
Pero buena parte de los planes de la EDN, que también incluye una nueva versión de la Agenda Digital Nacional, depende en buena parte de cuánto avancen los planes de CFE Telecomunicaciones, lo que requiere un cambio radical respecto de lo acontecido desde la llegada de AMLO: en su primer año, el nuevo gobierno lanzó la licitación para 25.000 kilómetros de fibra oscura que dispone la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en sus tendidos. Pero en la mitad del camino, la propia Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) canceló la licitación para crear CFE Telecomunicacionese Internet para todos, la filial de la energética estatal que se hará cargo de los planes para cerrar la brecha digital.
Una meta por demás ambiciosa considerando que AMLO dispuso un presupuesto de US$ 56 millones para este año para llegar a los 10.000 puntos de acceso gratuito a Internet, una suma notoriamente inferior a los aproximadamente US$ 680 millones que Telmex invirtió en 2019.
De todas maneras, CFE Telecom es sólo un pilar más que, a falta de un plan estratégico, se agrega a proyectos con mayor o menor intervención estatal (incluyendo la creación de las correspondientes agencias gubernamentales), como el Mexsat, México Conectado o la propia Red Compartida, gestionada por Altán Comunicaciones. En ese sentido, la participación privada será un sostén clave para el funcionamiento de CFE Telecom. En su afán de mostrarse amigable con el empresariado, AMLO tuvo un poco afortunado acercamiento a Facebook con el fin de acercar al gigante a invertir en redes, una movida criticada por la falta de claridad en las conversaciones con la empresa.
Pero más allá de la anécdota, la convocatoria a privados está a la orden del día, con nombre y apellido por demás obvio. Sepultado el conflicto que se desató cuando AMLO canceló la realización del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), Carlos Slim ya dio vuelta esa página de la historia. El empresario más poderoso de México está dispuesto a jugar cerca de AMLO, como en los viejos tiempos en que el ahora presidente más popular de las últimas décadas era alcalde de México. Particularmente en la obra pública. En diciembre, Slim demandó invertir hasta el 5% del PIB en obra pública si se quiere alcanzar el crecimiento del 4% al que AMLO aspira con su plan de infraestructura. Plan en el que el mismo Slim pretende un rol protagónico para Carso Infraestructura y Construcción (CICSA), luego de tres años de caídas en los negocios como consecuencia de la incertidumbre por la renegociación del TLC con Estados Unidos y Canadá, pero también por haber perdido terreno frente a competidoras como OHL (ya popularmente conocida como “la constructora favorita de Peña Nieto” por sus vínculos con el ex presidente, por el cual fue denunciado penalmente).
En telecomunicaciones, Slim también espera con AMLO recuperar terreno perdido: las inversiones de América Móvil pasaron de representar el 43% del total en 2016 al 27% en 2018.
Pero la vigencia de las discusiones en la agenda regulatoria sobre temas como el ingreso de América Móvil al mercado de TV paga, la revocación de la separación funcional de Telmex (de sus negocios de telefonía fija e Internet y larga distancia) y la resolución en la Corte del amparo sobre la diferenciación de las tarifas de Telcel entre el tráfico interno de su red (on-net) y el tráfico de sus competidores (off-net), atraviesan la mirada del sector sobre la relación Slim-AMLO.
Incluso, hasta podría entrar en debate la eliminación de la figura de preponderancia de la Constitución, incorporada en la reforma de 2013, que establece una regulación asimétrica para América Móvil. La revisión de las tarifas de Telcel por parte de la Corte y la segunda revisión bianual de las medidas de preponderancia tomadas por el IFT para América Móvil serán el primer escenario donde se dirimirá cuánto apoyo tendrá AMLO de parte de Slim.