La suerte está echada. A esta altura, los hechos llevan a inferir que el MWC no se hará. La GSMA perderá dinero, también la ciudad de Barcelona, las empresas que contrataron espacios y los individuos que tienen pasaje y hotel reservado. Pero hacerlo puede tener consecuencias impensadas, riesgosas. Desmontarlo será muy difícil cuando ya se están construyendo los stands y en una semana comenzarán a llegar los participantes.