En los últimos diez años, la TV paga logró captar usuarios de bajos recursos. Las políticas de los gobiernos de Lula y Dilma permitieron que los hogares más humildes pudieran contratar el servicio de TV por suscripción, que pasó a formar una parte importante de sus opciones de acceso al entretenimiento, a la información y a la cultura. Al punto que en la actualidad, muchas personas de bajos recursos prefieren ahorrar en otros gastos y mantener la suscripción a la televisión.