Luego de la destitución del gobierno democrático de Dilma Rousseff, el sector de las telecomunicaciones brasilero adoptó una postura de “seguir para adelante”, con cambios puntuales en funcionarios, y queriendo demostrar que nada de fondo se modificaba con la salida de Dilma. Sin embargo, hubo un vuelco pronunciado hacia políticas privatistas y desregulatorias. Y aunque estas últimas son avaladas por las empresas en cualquier escenario, desde que Michel Temer tomó el gobierno se sucedieron hechos que marcan un antes y un después de su llegada en materia de telecomunicaciones. Pero que ahora, cuando OGlobo destapa la olla que tenía a presión y explotan hechos de corrupción que salpican a Temer y sus aliados, muchas de las nuevas propuestas para el sector quedaron en “stand by”. Como consecuencia, probablemente hoy hay más incertidumbre y temor que frente a las políticas, regulaciones y condiciones de negocio que existían con el gobierno del Partido de los Trabajadores. Todo parece indicar que será 2019 el año en que comience a destrabarse la industria, luego de las próximas elecciones presidenciales.