La búsqueda de caminos alternativos para la pisada submarina tiene su fundamento en la necesidad de rutas directas -como la generada por EllaLink entre Brasil y Europa- e incluso un peso geopolítico propio: se espera que en los próximos años los países ansíen un mayor control de los datos que generan, al punto que no será posible acceder a todos los datos sobre cualquier ruta. Será inadmisible el “delay” en el tráfico, por lo que la latencia y las rutas más diversas e intercambiables serán monedas en cambio en la industria de infraestructura submarina. En este sentido se destaca en particular el cable Humboldt, la iniciativa de escala transatlántica encabezada por Chile, hacia Australia y Nueva Zelanda: en este proyecto ya confirmaron su participación Arsat de Argentina y el gobierno brasileño, y se espera que otros países de Sudamérica se sumen.